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Homo Deus

Segundo libro de la trilogía, "Homo Deus, breve historia del mañana", de Yuval Noah Harari. Repite bastantes cosas de su primer libro Sapiens, pero lo hace para hilar el final del primero y continuar con las explicaciones de la evolución del Homo Sapiens en el mundo actual y planteando diversas hipótesis hacia las que podríamos ir.



Estamos en la época donde hay más probabilidades de que alguien muera por obesidad que por hambre, por vejez que por una peste o pandemia, por suicidio que por una guerra. 

Cuando llega el momento de elegir entre crecimiento económico y estabilidad ecológica, políticos, directores de empresas y votantes casi siempre prefieren el crecimiento. No se ha hecho absolutamente ningún sacrificio real para mejorar la situación. 

Tener en cuenta la felicidad es algo muy importante, no solo papel producción. El problema es que la felicidad parece tener un techo de cristal, depende mucho de que estemos satisfechos cuando la realidad se ajusta a nuestras expectativas, y a medida que las condiciones mejoran, las expectativas se disparan, lo que se traduce en mayores expectativas y no en una mayor satisfacción. 

El motivo de estudiar y aprender la historia del pasado no es para predecir el futuro, sino para desprendernos del pasado e imaginar destinos alternativos. 

Si uno comienza con un ideal defectuoso, a menudo solo aprecia sus defectos cuando el ideal está próximo a su realización. 

Por lo general, la gente teme el cambio porque teme lo desconocido. Pero la única y mayor constante de la historia es que todo cambia. 

Parte I: Homo sapiens conquista el mundo 

Deberíamos temernos a nosotros mismos. Homo sapiens ha conseguido cambiar el ecosistema global de formas radicales y sin precedentes. Nuestro impacto será peor que muchas acciones naturales. 

Los humanos dominan completamente el planeta, no porque el individuo humano sea mucho más inteligente y tenga los dedos más ágiles que un chimpancé o un lobo, sino porque Homo Sapiens es la única especie en la Tierra capaz de cooperar de manera flexible en gran número. 

Las sociedades desiguales nunca pueden funcionar bien debido al resentimiento y a la insatisfacción (experimentalmente de monos con pepino y uva). Entonces, ¿nuestra sociedad funciona realmente, o no? Esto no es cierto cuando hablamos de masas muy grandes, porque al ser tan grandes, no pueden tomar una decisión colectiva o llegar a un acuerdo.

Vivimos en un orden imaginario que se sustenta porque la multitud cree en él. A nivel de individuo no pasa nada, pero mientras la gran mayoría crean en él, ahí seguirá. 

Los sapiens dominan el mundo porque solo ellos son capaces de inventarse estas realidades intersubjetivas. Utilizan el lenguaje para crear realidades completamente nuevas. Mientras que el resto de animales solo tienen lo que conocen, el reino objetivo.

Parte II: Homo sapiens da sentido al mundo 

Los egipcios construyeron grandes presas y pirámides no gracias a la ayuda de los extraterrestres,  sino a la de magnificas habilidades de organización. 

No podemos organizar con eficacia a masas de gente sin recurrir a algunos mitos ficticios. De modo que si nos mantenemos en la pura realidad, sin mezclar en ella algo de ficción, poca gente nos seguirá. 

Habla mucho de la religión versus la ciencia. Comenta que la ciencia tiene una línea que aún no puede cruzar. Sin la mano orientadora de alguna religión, es imposible mantener órdenes sociales a gran escala. 

La religión está interesada por encima de todo en el orden, pretende crear y mantener la estructura social. La ciencia está interesada por encima de todo en el poder. ¿Y la religión no? Yo discrepo... Prefieren orden y poder a la verdad. 

Los humanos estamos dispuestos a renunciar al sentido a cambio del poder. 

En la actualidad todo el mundo está obsesionado con el crecimiento. El crédito es la manifestación económica de la confianza. 

¿El crecimiento económico es más importante que los lazos familiares? Para el capitalismo sí, es mejor que una ingeniera informática no cambie su horario de trabajo y contrate a una persona para cuidar a su padre enfermo que reducir ella su jornada y cuidarlo ella misma. 

La gran pregunta, ¿la economía podrá crecer eternamente o acabará deteniéndose? Todo dependerá de descubrir una reserva inagotable de recursos. ¿Existirá? Se cree que podrá darse porque el ser humano tiene la capacidad de descubrir nuevos materiales y nuevas fuentes de energía. 

Toda acción por salvar al planeta se está posponiendo, con lo que las administraciones actuales podrán cosechar los beneficios políticos inmediatos de parecer ecológicos, mientras que el duro precio político de reducir las emisiones y desacelerar el crecimiento, se lega a las siguientes generaciones. Pero también hay la creencia de que mientras que la economía crezca, científicos e ingenieros podrán salvarnos siempre de la catástrofe.

La modernidad animó a la gente a desear más. La avaricia alimenta el crecimiento, por lo que se ve como algo bueno.

La revolución humanista ha sido clave, nos ha estado convenciendo de que somos el origen ultimo del sentido y que tenemos la mayor autoridad de todas. 

Arte es cualquier cosa que la gente crea que es arte, y la belleza está en los ojos del espectador. Cambia arte por valor, gente por cliente y espectador por usuario.

Tenemos que abrirnos a cualesquiera experiencias que nos encontremos para así poder evolucionar. 

Si queremos entender la guerra, no miremos al general de la colina, ni a los ángeles del cielo, sino miremos directamente a los ojos del soldado común. 

Parte III: Homo sapiens pierde el control

Yo no elijo mis deseos, solo los siento y actúo en consecuencia. 

Habla mucho de los avances en IA y automatismos que acabarán con la necesidad de muchos puestos de trabajo. De las profesiones que con mayor probabilidad experimentarán automatización. 

Analizar nuestros genes para conocer la probabilidad de tener una cierta enfermedad o problema. 

Google y Facebook conocen más de nosotros que nosotros mismos, y toda esa información se la proporcionamos gratis. Nuestros datos personales son probablemente el recurso más valioso que la mayoría de los humanos aún pueden ofrecer, y se los estamos cediendo a los gigantes tecnológicos a cambio de tonterías.

La medicina del siglo XX aspiraba a curar a los enfermos. La medicina del siglo XXI aspira cada vez más a mejorar a los sanos.

Tenemos más dónde elegir que nunca, pero, al margen de lo que escojamos, hemos perdido la capacidad de prestarle verdadera atención. También hemos perdido la capacidad de soñar. Mucha gente o no sueña o no recuerda nada del sueño. Esto favorece al sistema político y económico. 

Una vida de decisiones resueltas y de arreglos rápidos podría ser más pobre y más somera que una de dudas y contradicciones.

Dataísmo o la religión de los datos. En procesamiento de datos distribuido funciona mejor que el centralizado, sobre todo en periodos de cambios tecnológicos acelerados. Permiten adaptarte de forma más rápida. 

Los políticos se han convertido en meros gestores, sin visión futura, porque en la actualidad no lo necesitan. Muchos piensan que las decisiones importantes hay que dejarlas en manos del libre mercado, con el problema de que se hará lo mejor para este pero no para la humanidad o para el mundo. 

Si vamos a la India y vemos un elefante, no lo miramos y nos preguntamos: ¿Qué siento?; estamos demasiado ocupados buscando nuestro teléfono, fotografiando al elefante, publicado la foto en Instagram y después comprobando cada dos minutos cuántos "likes" nos han dado. Estamos convirtiendo nuestra experiencia en datos, esto es lo que da valor de verdad y no la experiencia en sí, ya que si no se puede compartir, para qué tenerla (ese es el pensamiento de mucha gente desde luego). 

El dataísmo podría dejar de lado a los humanos al pasar de una visión del mundo homocéntrica a visión del mundo datacéntrica.

La gente no sabe a qué prestar atención, y a menudo pasa el tiempo investigando y debatiendo asuntos secundarios. En tiempos antiguos, tener poder significaba tener acceso a datos. Hoy en día, tener poder significa saber qué obviar. 








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